Desde 1995 que los montevideanos reciben un servicio de
paradas de ómnibus que el Tribunal de lo Contencioso Administrativo reprobó,
obligando a nuevos llamados a licitación que se ejecutaron pero nunca se
adjudicaron efectivamente.
Desde 1995 que los montevideanos pagan -con sus impuestos-
un servicio que responde a un contrato mucho menos exigente que el que debería
cumplirse. La Intendencia de Montevideo está en silencio ¿Estará reflexionando?