Los bionegocios han logrado consolidarse a paso firme.
Desde cierto desencuentro entre investigadores –muchos de los cuales no
comprendían la necesidad de una rentabilidad– y empresarios, se ha pasado a un
escenario de mayor cercanía entre la academia y las empresas.
Los reclamos por una política de Estado hacia los
bionegocios, la solicitud de facilidades y beneficios fiscales para quienes
inviertan en este sector están dando sus frutos y ya existe una zona franca de
desarrollo biotecnológico (ver nota en página siguiente), al tiempo que desde
el Gabinete Productivo se impulsa el Plan Sectorial de Biotecnología 2011-2020.
Además, hay apuestas regionales.